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Te ha salido una ampolla en el pie. Ahora no te pongas a pensar si es que los zapatos eran nuevos, si no te has colocado los calcetines correctamente o si el sudor o la lluvia ha podido influir. Lo que tienes que hacer es cuidarte el pie, porque una ampolla puede parar tu entrenamiento o hacerlo más incómodo. Hoy, desde Clínica Luis Salvador, te vamos a contar como tienes que tratarlas correctamente. Unos consejos muy sencillos que seguro te serán útiles.
Para que no vuelva a suceder, primero te contamos realmente porqué se producen. Las ampollas en los pies son una reacción natural de la piel ante una fricción excesiva. Cuando esta se produce, la capa externa de la piel muere y se forma una pequeña bolsa. Si no se presta atención y se continúa con la actividad normal, la bolsa de piel se agranda y se rellena con líquido exudado. Si no se trata a tiempo, la ampolla se revienta, aumentando el dolor, ya que ahora las terminaciones nerviosas se exponen al exterior.
Lo primero que hay que hacer cuando aparece una ampolla o una simple rozadura es lavar minuciosamente la zona con agua y jabón. A continuación la secaremos bien, aplicaremos un antiséptico y la cubriremos con un apósito. Cuando la ampolla ya tiene líquido en su interior lo mejor es no pincharla. Ahora bien si está en la planta del pie y hay que seguir caminando no queda otro remedio. Pínchala con una aguja esterilizada, pero sin retirar la piel muerta, ya que sirve de protección.
Pero como siempre te decimos, ante la duda, mejor ponte en contacto con tu podólogo de confianza. En Clínica Luis Salvador siempre estaremos a tu servicio para contribuir a la salud de tus pies.
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